Este post es un homenaje a una empresa Ganaderia Hermanos Camacho Benitez por seguir fieles a la tradición y seguir criando caballos en un entorno natural y privilegiado como es la Finca la Majada entre los términos de Cabra y Zuheros,en el corazón del Parque Natural de las Sierras Subbéticas en Córdoba.

También es un post de agradecimiento a Rafael Camacho que está al frente de la empresa, él  ha sido la persona que en el principio de mi aventura generosamente me ofreció la oportunidad de trabajar con la yeguada. Gracias a esta oportunidad he tenido una escuela magnifica en la que he aprendido todo sobre el comportamiento de estos hermosos seres. Lo llamo  espacio sagrado y es mi cielo en la tierra.

La finca comprende una gran extensión de pastos con un curso de agua natural  y pilares como los de antes que la manada visita a diario por las tardes para beber. Las yeguas y potros  pasan el dia de una forma muy parecida a como lo hacen las manadas en su estado natural, caminando largas distancias y paciendo, es impresionante verlas bajar  corriendo en primavera por el camino del cortijo al Llano de la Nava en busca del agua, del baño refrescante, es un espectáculo ver a la pandilla de potros jóvenes en la avanzadilla y las yeguas más veteranas recogiendo a los que se van quedando atrás. Observarlas cómo se mueven, trotan y galopan entre las piedras es un espectáculo y sin duda determinante para que tengan esa morfología con grandes cascos y buenos aplomos, con huesos fuertes en sus patas y manos, anchas, con un perfil un poco acarnerado tan característico del hierro VB, mirada pacífica y dulce. Yeguas que duermen al raso, que en verano pasan las horas de calor debajo de las encinas y quejigos centenarios, y en invierno los días de nevada se juntan en perfecta formación en triángulo equilátero, las grupas en dirección al temporal, las más grandes en el exterior y las jóvenes protegidas en el interior, estoicas ante los elementos. Viven en un entorno de clima extremo, mucha calor en verano y temperaturas bajo cero en invierno, este clima también forja el carácter, son yeguas y potros resistentes y equilibrados,.

Hace 13 años estaba recomponiéndome de un despido negociado, si, pero de un despido, después de una vida profesional exitosa, con mucha actividad, muchos viajes y mucha responsabilidad, me quedé como en un limbo. Desempleada y bastante desencantada de casi todo decidí tomarme un invierno sabático y dedicarme a montar a caballo. Había empezado a los 38 años a montar y me enganché al subidón que me producía trotar y galopar con mi querido Bribón y a todos los caballos que podía de la cuadra en la que me pasaba la vida.

A la vez comencé un viaje de búsqueda de respuestas, las encontré en la meditación, y decidí hacer una formación como terapeuta. Poco a poco empezaba a ver la luz, empecé a darme cuenta de que estando con los caballos, incluso sin montarlos, solamente cepillándolos, entre ellos sentía una gran paz y alegría. Encontré a una organización en Alemania Horsedream que ofrecían formación para profesionales que desearan dedicarse a la Educación asistida por caballos, para trabajar con empresas con una metodología innovadora, en ese momento todo me hizo click y allá que me fui a una formación en inglés de la que volví completamente cambiada y decidida a dedicarme a esa profesión, entonces se llamaba asi, ahora la llaman coaching con caballos.

Tenía caballos pero no estaban acostumbrados a estar en libertad o semi libertad, eran caballos de cuadra, para ser montados, en Alemania interactuábamos con caballos en semilibertad en una pista cubierta preciosa…a la vuelta el mundo se me cayó a los pies, nada de eso lo veía en mi entorno. No sabía cómo aplicar lo aprendido.

En esas un dia hablando con Rafael Camacho me preguntó que a qué me dedicaba y le conté mi decisión, la formación que había hecho y también compartí mi preocupación porque no sabía dónde podría encontrar un lugar para trabajar con caballos en semi libertad, era mi deseo más profundo, ofrecer a todo el mundo la posibilidad de descubrir al caballo más allá de como animal para ser montado o para el deporte, descubrir todo lo que puede ofrecernos y enseñarnos, lo que podemos aprender estando simplemente rodeados de caballos y mucho más interactuando con una metodología probada.  Mi sorpresa fue cuando me dijo la frase “tienes las yeguas de la Ganaderia a tu disposición, sube a la Sierra cuando quieras”. No lo olvidaré nunca, ahí empezó la aventura realmente. Después de ese ofrecimiento decidimos que nuestros caballos pasaran un tiempo en un gran cercado en ese entorno conviviendo con otros 3 caballos.

Recuerdo esa temporada como uno de los momentos más felices de mi vida, no tenia trabajo, no tenía ingresos pero tenía una ilusión enorme, una fuerza increíble porque sabía que estaba donde deseaba estar y para mi era “el cielo en la tierra” . Habia encontrado mi lugar en el mundo y era entre caballos.

Recuerdo las horas sentada en cualquier lugar observando la manada, rodeada de ovejas con Juan el pastor. Ahí entendí la diferencia entre observar y contemplar, el sonido del silencio, la sabiduría ancestral de este hombre que apenas hablaba y que un dia me dijo “Carmen usted que ha estudiado tanto y que ha trabajado en tantos sitios ¿qué hace aquí sentada mirando los caballos?”

Y le respondi algo así como  “aunque no se lo crea aquí estoy en paz”

Comencé a escribir un blog, encargue una página web, una imagen corporativa  y descubrí que me encantaba hacer fotos, la primera inversión fue una cámara de fotos Nikon que ha sido mi fiel compañera durante todos estos años.

Ese escenario fue el lugar en el que me vino la inspiración para adaptar todo lo que había estudiado al lugar (sin pista cubierta ni lujos) al aire libre y con tres álamos como únicos elementos. Una nave en la que se resguardaban por la noche los caballos y una gran extensión de terreno.

Ahí ofreci mis primeras formaciones con mis hijos como ayudantes, en ese momento pequeños pero súper implicados. Fue una aventura familiar preciosa y me emociono al recordarlo. 

Observando además a la manada de yeguas que estaba cerca en su estado natural, observando cómo se relacionaban, cómo marcaban su espacio, se hacían respetar, como las madres ejercían su maternidad aparentemente despreocupada pero responsable, como cada una ocupaba su espacio, aprendí a entender su forma de comunicarse, su carácter sensible. Estar sentada debajo de una encina y en pocos minutos estar en medio de la manada, sintiendo su calor, su respiración, sintiéndome aceptada y respetada, acogida, ahí me enamoré perdidamente de esta manada y del espacio sagrado que habitan.  acostumbradas al trato con humanos, curiosas y amorosas.

Años más tarde los caballos los llevamos a vivir a otra finca de la Ganaderia al “Cerro las Puertas” y ahí tuve la oportunidad de conocer de cerca a Mieke Bastianen. Mieke es holandesa y vive alí con su familia. Tiene una historia de vida preciosa que ojalá algún dia decida contar en un libro. Tiene una sabiduría natural para comunicarse y relacionarse con los caballos, es la encargada del manejo de los potritos que vienen destetados con un año de la Sierra, después sigue domándolos una vez que han pasado su etapa de libertad en el Majará (otra de las fincas) y verla trabajar con ellos es conmovedor, su dulzura y su firmeza al mismo tiempo, su conocimiento de la psicología de los caballos y de su comportamiento, a su lado he aprendido tanto, sin necesidad de hablar demasiado ya solamente con observarla en la pista redonda trabajando a la cuerda, con riendas largas…..es de una armonía y sencillez a la par que de una eficacia increíble en la doma natural de estos seres. Estoy inmensamente agradecida por todo el tiempo que me ha dedicado, por nuestras conversaciones a caballo, por su generosidad y entrega. Me emociono .

Una empresa la integran las personas que trabajan en ella, son el Ser de la organización, y en esta empresa hay dos que son claves: Mieke y Angel.

Angel Benitez es el yegüero, nació en la Majada y creció en contacto con ellas desde pequeño, sus padres ya trabajaban allí. Las yeguas lo adoran y él las trata como parte de su familia, se desvive por ellas. Recuerdo un dia de verano que fui a ver dónde estaban las yeguas a una hora determinada porque empezaba al dia siguiente un campamento con los niños. Llegué al cortijo y me dijo que iba a curar a una de ellas que tenía una herida muy fea en una mano. Lo acompañé y lo que vi  me impresionó. Angel no es especialmente alto, cuando yo vi la yegua enorme que tenia la herida me pregunté cómo lo va a hacer. Mi sorpresa fue que hablándole bajito y casi susurrándole la yegua le dio la mano y a pesar de la profunda herida que seguro que le dolería, permitió que su cuidador le pusiera el tratamiento. Ese dia me di cuenta de la profunda conexión de este hombre con la manada.

Verlo manejar los potros recién destetados de las madres es muy divertido, los trata con un amor increíble, les habla como si estuvieran en la escuela y estoy convencida que su energia impregna el carácter de todos los que nacen en este lugar. Es un gran profesional acostumbrado a trabajar en duras condiciones, que sacrifica su tiempo y su familia por su trabajo y que desde luego es el alma de la Majada. Estoy muy agradecida por tener la oportunidad de seguir aprendiendo de su sabiduría natural.

También tengo unas palabras de agradecimiento y homenajeo a todas las yeguas Brunela y Daphne mis preferidas, al increíble Jaleo, el semental de la Ganaderia. Es una estrella en las formaciones que ofrezco para profesionales, con él hacemos un ejercicio en el picadero que hay en el cortijo. Es hermoso, curioso, con carácter y muy sensible. Hemos vivido y seguimos viviendo unos momentos inolvidables con estas fantásticas yeguas y caballo . Y las cosas del destino Jaleo es el padre de mi yegua Gaia.

Aunque vivo en Galicia no puedo pasar un mes sin volver a este lugar, me nutre, me vuelve a colocar en mi sitio, es una necesidad de mi alma.

Ahora nuestros caballos Bribón y Gaia están viviendo en otro hogar más cerca de donde vivo. Ha sido una decisión muy complicada. De una parte estaba mi necesidad de tenerlos más cerca y disfrutarlos y de otra sentía que alteraba su vida, que los sacaba de sus rutinas, de su comodidad. Vamos que me ha costado una barbaridad sacarlos de su casa. Gracias a las conversaciones con Mieke y Rafael tomamos la decisión pero bueno antes tuvimos hasta una conversación con ellos a través de una comunicadora animal (fue alucinante). Así que con todos los vistos buenos de su parte y comprometiéndonos a cumplir unas condiciones muy concretas organizamos todo el desplazamiento. Os contaré en otro post cómo es su vida en este otro espacio sagrado de Galicia.

Agradecida por todas las personas y circunstancias que voy encontrando en el Camino, disfrutando el aprendizaje y los seres maravillosos que me van acompañando. Seguimos galopando¡¡¡

Si tienes algún espacio sagrado que te haga sentir que vives el cielo en la tierra me encantará leerte. Un fuerte abrazo.

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